Robert Hilburn, Los Angeles Times, 17 de septiembre 1978
TRADUC.: LEPO.
A las bandas de rock les gusta hablar de su independencia y su integridad, pero la mayoría están tan preocupadas por vender como los realizadores de las sit-coms.
Cuando el movimiento punk se ganó los titulares el año pasado en Inglaterra, decenas de jóvenes dejaron de tratar de imitar a los viejos Yes y Jethro Tull, para subirse al nuevo vagón.
La corrida hacia el punk, sin embargo, se vio descarrilada en enero cuando el público estadounidense rechazó a los británicos Sex Pistols, la agrupación punk más colorida y publicitada.
Las compañías discográficas siguieron editando algunos LPs punk, pero con pocas ganas. La promoción escaseaba y la difusión radial aún más. Los sellos se dieron cuenta que el público conservador de EE.UU. no querían saber nada con la ética de los alfileres de gancho.
Las bandas también corrieron a refugiarse. Muchos grupos hardcore punk agresivos se volvieron power pop y new wave, y ablandaron su postura. Ahora el punk funciona comercialmente. Nadie quiere verse asociado al punk. Excepto The Clash.
"Somos una banda de punk rock", afirma Mick Jones de The Clash. "Somos fieles al espíritu inglés del '76. Cuando otras bandas vieron lo que pasaba, creyeron que el punk era 'lo que se venía'. Así que quisieron meterse.
"La mayoría eran una basura. Nada más querían sacar ganancias de algo que habían empezado unos pocos. Pero cuando los Pistols vinieron acá y medio que naufragaron, se detuvo el fanatismo por el punk. Las bandas se escapan hacia otros lados. Que les vaya bien. Nosotros vamos a seguir. Dentro de un año, esas bandas van a volver arrastrándose".
Mick Jones tiene un aura que lo hace ideal para una película sobre punk rock. Sentado en el piso de un hotel de segunda categoría en West Hollywood, parece no haber dormido por varios días. Está con su guitarra y no sabe si tener o no pelos en la lengua para la entrevista.
Cuando se le pregunta si está contento con el nuevo álbum que la banda ha estado grabando en San Francisco, dice: "Sí, estamos más felices que la m..."
Jones dice que en Inglaterra se le ha dado demasiado énfasis al asunto de que los Clash son una banda "política".
"A mí me interesa la política", dice. "Podría decir muchas frases armadas sobre las condiciones políticas de Inglaterra, pero nosotros escribimos sobre muchas cosas. No nos cerramos en uno o dos temas. Yo escribo sobre cualquier cosa que me interese.
"Lo que me más me interesa es la energía del rock n' roll, lo que puede generar en la gente. Vi a Mott the Hoople hace varios años y nunca me voy a olvidar el frenetismo que había en ese lugar. La gente se volvía loca. Ahí supe que quería ser rockero.
"Me demostró el impacto que puede tener la música en la gente. Me quedé pensando en eso varias semanas después. Era un momento duro de mi vida. La música era una de las pocas cosas que tenía para aferrarme. Cuando ya tuve la edad suficiente para estar en una banda, ya la emoción se había ido. La gente escuchaba bandas que escucha mi abuela. Después surgieron un montón de bandas que trataron de revivir esa vieja energía. De eso se trataba el espíritu del '76 en Inglaterra.
Los EE.UU. van a tener un primer acercamiento a los Clash este otoño [boreal]. El nuevo álbum ['Give'em Enough Rope'] de la banda tiene fecha de lanzamiento en noviembre, y hay una breve gira planeada. La CBS además está considerando por fin lanzar el primer LP de The Clash.
Con la reacción conservadora que tuvo este país hacia los Pistols, el futuro comercial de The Clash está en duda. Puede que surjan los mismos planteos que se le hicieron a los Pistols: que hablan de cosas muy inglesas, que la música es muy primitiva, que la postura es muy agresiva.
Jones, que estuvo probando los gustos rockeros de EE.UU. durante las grabaciones del nuevo álbum, no subestima el desafío que se viene.
"El público inglés me parecía apático cuando empezamos, pero nunca vi un lugar tan insalubre para el rock como EE.UU. Tal vez ya sea muy tarde. Puede que ya nunca los podamos despertar.
"Más que el público de rock, acá lo peor son las bandas de rock. Si pudiéramos destruirlas a todas de un saque, sería perfecto. Para mí las bandas estadounidenses (y las inglesas que imitan a las estadounidenses) son un cáncer. Es hora de que vengamos con un manifiesto para el cambio. Lo único que podemos hacer es intentarlo. Si la gente no entiende lo que somos -la GRAN banda de rock n' roll de los '70-, es problema de ellos".
TRADUC.: LEPO.
A las bandas de rock les gusta hablar de su independencia y su integridad, pero la mayoría están tan preocupadas por vender como los realizadores de las sit-coms.
Cuando el movimiento punk se ganó los titulares el año pasado en Inglaterra, decenas de jóvenes dejaron de tratar de imitar a los viejos Yes y Jethro Tull, para subirse al nuevo vagón.
La corrida hacia el punk, sin embargo, se vio descarrilada en enero cuando el público estadounidense rechazó a los británicos Sex Pistols, la agrupación punk más colorida y publicitada.
Las compañías discográficas siguieron editando algunos LPs punk, pero con pocas ganas. La promoción escaseaba y la difusión radial aún más. Los sellos se dieron cuenta que el público conservador de EE.UU. no querían saber nada con la ética de los alfileres de gancho.
Las bandas también corrieron a refugiarse. Muchos grupos hardcore punk agresivos se volvieron power pop y new wave, y ablandaron su postura. Ahora el punk funciona comercialmente. Nadie quiere verse asociado al punk. Excepto The Clash.
"Somos una banda de punk rock", afirma Mick Jones de The Clash. "Somos fieles al espíritu inglés del '76. Cuando otras bandas vieron lo que pasaba, creyeron que el punk era 'lo que se venía'. Así que quisieron meterse.
"La mayoría eran una basura. Nada más querían sacar ganancias de algo que habían empezado unos pocos. Pero cuando los Pistols vinieron acá y medio que naufragaron, se detuvo el fanatismo por el punk. Las bandas se escapan hacia otros lados. Que les vaya bien. Nosotros vamos a seguir. Dentro de un año, esas bandas van a volver arrastrándose".
Mick Jones tiene un aura que lo hace ideal para una película sobre punk rock. Sentado en el piso de un hotel de segunda categoría en West Hollywood, parece no haber dormido por varios días. Está con su guitarra y no sabe si tener o no pelos en la lengua para la entrevista.
Cuando se le pregunta si está contento con el nuevo álbum que la banda ha estado grabando en San Francisco, dice: "Sí, estamos más felices que la m..."
Jones dice que en Inglaterra se le ha dado demasiado énfasis al asunto de que los Clash son una banda "política".
"A mí me interesa la política", dice. "Podría decir muchas frases armadas sobre las condiciones políticas de Inglaterra, pero nosotros escribimos sobre muchas cosas. No nos cerramos en uno o dos temas. Yo escribo sobre cualquier cosa que me interese.
"Lo que me más me interesa es la energía del rock n' roll, lo que puede generar en la gente. Vi a Mott the Hoople hace varios años y nunca me voy a olvidar el frenetismo que había en ese lugar. La gente se volvía loca. Ahí supe que quería ser rockero.
"Me demostró el impacto que puede tener la música en la gente. Me quedé pensando en eso varias semanas después. Era un momento duro de mi vida. La música era una de las pocas cosas que tenía para aferrarme. Cuando ya tuve la edad suficiente para estar en una banda, ya la emoción se había ido. La gente escuchaba bandas que escucha mi abuela. Después surgieron un montón de bandas que trataron de revivir esa vieja energía. De eso se trataba el espíritu del '76 en Inglaterra.
Los EE.UU. van a tener un primer acercamiento a los Clash este otoño [boreal]. El nuevo álbum ['Give'em Enough Rope'] de la banda tiene fecha de lanzamiento en noviembre, y hay una breve gira planeada. La CBS además está considerando por fin lanzar el primer LP de The Clash.
Con la reacción conservadora que tuvo este país hacia los Pistols, el futuro comercial de The Clash está en duda. Puede que surjan los mismos planteos que se le hicieron a los Pistols: que hablan de cosas muy inglesas, que la música es muy primitiva, que la postura es muy agresiva.
Jones, que estuvo probando los gustos rockeros de EE.UU. durante las grabaciones del nuevo álbum, no subestima el desafío que se viene.
"El público inglés me parecía apático cuando empezamos, pero nunca vi un lugar tan insalubre para el rock como EE.UU. Tal vez ya sea muy tarde. Puede que ya nunca los podamos despertar.
"Más que el público de rock, acá lo peor son las bandas de rock. Si pudiéramos destruirlas a todas de un saque, sería perfecto. Para mí las bandas estadounidenses (y las inglesas que imitan a las estadounidenses) son un cáncer. Es hora de que vengamos con un manifiesto para el cambio. Lo único que podemos hacer es intentarlo. Si la gente no entiende lo que somos -la GRAN banda de rock n' roll de los '70-, es problema de ellos".